Club del Libro

Club del Libro

jueves, 4 de agosto de 2011

Querido Diego, te abraza Quiela: La presencia ausente

Este día damos inicio a una nueva lectura dentro del reto de 18 novelas en 18 semanas. Ahora se trata de Querido Diego, te abraza Quiela, de Elena Poniatowska.

 

Elena PoniatowskaReconocida por amplios sectores por su trabajo como cronista y periodista, reflejada en libros indispensables como La noche de Tlatelolco y Fuerte es el silencio, Elena Poniatowska (París, 1932) se ha ganado también un importante lugar dentro de las letras de nuestro país, muy en particular con su narrativa: los cuentos de Tlapalería y De noche vienes, las novelas Lilus Kikus, Querido Diego, te abraza Quiela, Hasta no verte, Jesús mío, Tinísima, La piel del cielo (Premio Alfaguara 2001), El tren pasa primero (Premio Rómulo Gallegos 2007) y Leonora (Premio Biblioteca Breve 2011), entre muchos textos más, conforman una obra en la que la inconfundible musicalidad de su voz nos recuerda a cada momento el por qué Octavio Paz se refirió alguna vez a ella como “un pájaro dentro de la literatura mexicana”.

En Querido Diego, te abraza Quiela, Poniatowskada rienda suelta a la que constituye una de sus mejores cualidades como escritora y como periodista: dar voz a los que sufren en silencio. La novela se conforma de una serie de cartas ficticias dirigidas por Angelina Bieloff a Diego Rivera, quien fue su amante durante años y con quien incluso engendró un hijo que murió muy pequeño, después de que él se ha marchado a México bajo el entendido de que ella se reunirá con él cuando le sea posible.

Iniciemos la lectura.

 

La presencia ausente

 

Diego RiveraLa ausencia física de Diego en París no significa que esté ausente de las cartas de Angelina (Quiela). Por el contrario, la ausente es ella. Ella, que sólo escribe de sus (pocas) alegrías y sus (muchísimas) tristezas cuando se refieren a él, de sus sueños cuando quiere contárselos, de los amigos comunes porque lo echan de menos, de su futuro porque quisiera vivirlo junto a él, de su pasado porque sin él parece lejano y ajeno, de su vida porque sin él carece de cualquier sentido, ella, Angelina, aparece en las cartas sólo porque alguien tiene que hablarnos de Diego.

Cada carta es más patética y desesperanzada que la anterior. En cada carta Angelina sabe, aunque se niega a aceptarlo, que él ya no la ama. Y si no lo acepta es porque si eso fuera cierto, entonces nadie más podria amarla, ni siquiera ella misma. Ella sólo vale, le recuerda en alguna carta, tanto como él la quiera.

Pero si bien es cierto que la partida de Diego llenó a Angelina de ausencias, pues los amigos empiezan a alejarse de ella, también lo es que las ausencias habían comenzado antes, con la muerte del otro Diego, Dieguito, su hijo. Tal vez sea ésa en realidad la ausencia que más le duele. El recuerdo del niño la llena de nostalgia por la vida que nunca pudo llegar a vivir, a tal grado que se dice que sería capaz de renunciar a la pintura, su oficio, lo único que le parecía importante en sus días de juventud, tan sólo por volver a tenerlo en sus brazos. En ese sentido, la ausencia de Diego es en realidad la imposibilidad de la presencia de Dieguito; con él se ha ido la esperanza de volver a ser madre, y de volver a sentirse alguna vez objeto de un amor incondicional.

Las ausencias que rodean a Angelina son presencias tan poderosas que ella debe ausentarse de su propia vida.

 

Durante esta semana continuaremos leyendo Querido Diego, te abraza Quiela, de Elena Poniatowska en el reto de 18 novelas en 18 semanas de Lectores a Fondo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario