Club del Libro

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jueves, 18 de noviembre de 2010

La muy común tarjeta azul

Mantén cerca a tus amigos, pero aún más cerca a tus enemigos, decía Michael Corleone en "El Padrino II", pues Chesterton se le adelantó en "El hombre que fue jueves". ¡¡Hay más policías encubiertos entre los anarquistas que anarquistas!!

Domingo sigue siendo el gran poder a vencer, y conforme avanzamos parece ser el único.
Pero estos últimos capítulos (hemos leído hasta el XI) la novela se concentra en los policías encubiertos, cómo se descubren siempre con el temor de que derive en traición o corra peligro su propia vida, cómo se conocen y qué comparten. 

Todos coinciden en tener valores claros, entre ellos hacer cumplir la palabra comprometida bajo diferentes circunstancias, aún si eso implica ponerlos en riesgo. ¡Qué envidiables valores cuando vemos a los policías que nos rodean hoy!

Y qué singular camino lleva a cada uno a convertirse en policía, todos tienen también en común la necesidad de perseguir y acabar con los anarquistas y la amenaza que representan. Se volvieron policías con ese fin exclusivamente, y en casi todos los casos habiendo pasado antes por alguna pasión artística, como la poesía o la actuación.

Su llegada a Francia parece llevar a otro punto crítico en la lectura. 

El último duelo que llevó a descubrir debajo de cuerpos, rostros y narices falsas a otro policía, el inspector Ratcliffe,  tiene una redacción impactante y algo de la inocencia de aquellas épocas. La ofensa imperdonable: pellizcar una nariz.

¿Se perfila un final? ¿Cuál es?

1 comentario:

  1. Ahora resulta que todos son policias encubiertos!!!
    Aaaaaaaah, no sé que pensar, me parece que el Domingo juega muy bien con las mentes de los policias.
    Lo qeu me descuadra el cuento es que todos fueron reclutados para trabajar en la policía en la calle y además ninguno de los cuatro detectives conoció la cara del "jefe" de la policia, pues siempre estaba oscuro...
    mmm, me parece que por ahi se encuentra le final...

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