Club del Libro

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miércoles, 30 de marzo de 2011

Griselda

Al igual que en “Garden party”, el cuento de Amparo Dávila que leímos la vez pasada, ahora en “Griselda” nos encontramos con personajes que deben enfrentarse a la misma pérdida, la del ser amado, pero en distintos momentos de su vida. Y es esta diferencia entre las edades la que llevará a cada una a reaccionar de forma distinta.

En los extremos se encuentran Martha y su madre. La primera perdió a un novio muy joven, pero la fuerza de su juventud y la ligereza de los lazos afectivos a esa edad la han llevado a sobreponerse pronto al dolor y ha sido capaz incluso de inciar una nueva relación. La segunda, por su parte, ante la muerte de su marido, recién acaecida, en su edad madura, parece querer enterrarse en vida y se aleja de todo y de todos encerrándose en el pequeño pueblo de San Jerónimo, donde Martha se siente asfixiada: una joven no puede compartir la pena de una mujer más vieja.

El caso de Griselda es otro: aunque ahora es una mujer mayor (podemos presumir que de una edad semejante a la de la madre de Martha) perdió a su marido siendo aún joven y hermosa y siendo él aún joven y atractivo. Estas acotaciones sobre la belleza vienen a cuento porque la pérdida de Griselda no fue sólo amorosa, sino también sexual. El amor de Martha y su novio era inocente, como el de dos hermanos, y el de sus padres ya había encontrado la castidad de la edad madura. Griselda, en cambio, estaba en la flor de la edad y aún después de tantos años recuerda la belleza de su marido y su propia belleza perdida, representada en sus extraordinarios ojos, que aún en un retrato llegan a impresionar a Martha. Por ello el acto cometido por Griselda tras la muerte de su cónyuge se puede comparar con una autocastración, una renuncia total al placer que ya no se puede compatir con el amante fallecido. Si la muerte le arrebató la fuente de su placer, no tiene caso conservar la propia sexualidad y la única respuesta puede ser la mutilación del propio cuerpo.

Otra historia en la que una mutilación femenina equivale a autocastración debida a la pena de la pérdida del objeto de amor la podemos encontrar en “Los ojos rotos (Historia de aparecidos)”, el primer cuento de Modelos de mujer de Almudena Grandes.

 

¿Cuál es su lectura de “Griselda”? Compartan su opinión con nosotros y sigan al pendiente de Lectores a Fondo, donde leeremos más de los Cuentos reunidos de Amparo Dávila. Continuaremos con “El último verano”.

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