Club del Libro

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jueves, 28 de julio de 2011

Educar a los topos: El tiempo y la vida

Hoy iniciamos la lectura de Educar a los topos, de Guillermo Fadanelli, la décima de nuestras 18 novelas en 18 semanas.

 

Guillermo FadanelliGuillermo Fadanelli (México, 1963), impulsor del manifiesto de literatura basura de la revista La Pus Moderna y del Movimiento Cerebrista y fundador de la revista Moho y la editorial del mismo nombre, es el escritor más representativo de la escena underground de la literatura mexicana. Provocadora, sórdida y violenta, su obra incluye libros de relatos (Cuentos mejicanos, Terlenka: Doce relatos para después del apocalipsis, Compraré un rifle, Mariana Constrictor, entre otros) y novelas (La otra cara de Rock Hudson, ¿Te veré en el desayuno?, Lodo, Educar a los topos, Hotel DF y algunas más), además de crónicas, ensayos y aforismos.

 

Iniciemos la lectura de Educar a los topos.

 

¿Qué es el tiempo para un niño? Nada. ¿Cuál es su importancia? Ninguna. Al menos así lo considera Guillermo, el protagonista y narrador (¿y autor?) de Educar a los topos. Los regalos paternos, trece relojes que se han ido acumulando sin jamás ser usados, no lo impresionan. Esto no significa que no sienta apego por las cosas materiales, sino simplemente que los relojes le parecen artefactos inútiles, pues, ¿qué interés podría tener un niño de 11 años en medir el tiempo si los días son todos iguales, sin cambios drásticos entre uno y otro, y él es dueño de todas sus horas, aunque éstas pasen libremente?

El tiempo adquiere relevancia para Guillermo cuando toma conciencia de que en esas horas que pasan sin control está contenida su vida. Esto ocurre despues de que su padre decide, sin consultarlo con ningún miembro de la familia (particularmente con Guillermo, quien será el más afectado), inscribirlo en una escuela secundaria militarizada. A partir del primer momento en que Guillermo se presenta a dicha escuela, sus horas dejan de pertenecerle, o, para decirlo de otra forma, su vida deja de ser suya.

Las tardes, los sábados, las horas ociosas que antes ocupaba en jugar con sus amigos, ahora se llenarán de prácticas militares inútiles y ridículas, de violencia, de humillaciones. Sólo las noches quedarán como el único descanso de Guillermo, aunque siempre con la inquietud de saber lo que vendrá al día siguiente.

Este descubrimiento seguirá siendo importante en la vida de Guillermo muchos años después, ya que su padre y su madre hayan muerto, cuando entenderá que “el tiempo tiene peso, un peso que ningún humano podría soportar sobre su espalda sin antes haber acumulado una dosis suficiente de cinismo en la sangre.”

 

Esta semana seguiremos leyendo Educar a los topos, de Guillermo Fadanelli, dentro del reto de 18 novelas en 18 semanas de Lectores a Fondo.

1 comentario:

  1. Me gustó bastante, me mantendré a la expectativa

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