Club del Libro

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jueves, 16 de junio de 2011

Las hojas muertas

Damos inicio a la lectura de la cuarta de nuestras 18 novelas en 18 semanas: Las hojas muertas, de Bárbara Jacobs.

Las hojas muertasBárbara Jacobs (1947) es una de las narradoras mexicanas más notables de las últimas décadas. Su prosa es particularmente atractiva por lo difícil que resulta clasificarla en moldes tradicionales y por su singular estilo, en el que se encuentran las más diversas modulaciones. Su novela de rasgos biográficos Las hojas muertas (1987), ganadora del Premio Xavier Villaurrutia, es clara muestra de dicho estilo íntimo y evocador, a la vez que complejo y radicalmente distinto a lo que se acostumbra en relatos de este tipo.



Lo primero que llama la atención de la historia es que no tiene un narrador, sino muchos. La narración se realiza en primera persona del plural, y no la lleva a cabo el personaje principal, sino sus hijos e hijas: “Ésta es la historia de papá, papá de todos nosotros.”

Esta multiplicidad se narradores se refleja en la forma en la que la historia se cuenta, a partir de distintos recuerdos que se sobreponen, se repiten o se pierden y que intentan darnos una idea de quién es este hombre que durante la primera parte de la novela resulta un gran misterio para sus hijos, que saben apenas unas cuántas cosas sobre él, principalmente que participó en una guerra que perdió, pese a estar del lado de los buenos. De esta forma, los recuerdos rodean al padre y se dirigen a las personas cercanas a él: su madre, Mama Salima, mujer originaria de Hasrun, en las montañas de Líbano que muy joven emigra a los Estados Unidos, donde ahora vive en Saginaw, Michigan, quizá porque el paisaje le recuerda el de Walden, La vida en los bosques, de H. D. Thoreau, su libro de cabecera; su hermano, tío Gustav sin o; su hermana, tía Lou-ma; su mujer, la madre de los narradores; sus amigos. Se nos habla además de qué une al padre con todos estos personajes y qué lo separa de ellos, cuáles son sus afinidades y sus diferencias.

Hasrun, Líbano

Y así, aunque el padre siga siendo un misterio para sus hijos, para los lectores poco a poco va tomando forma este hombre silencioso, ensimismado, que ha heredado de su madre una gran afición por la lectura, sensible, y para quien la única película que vale la pena es El tesoro de la Sierra Madre, de John Huston, basada en una novela de B. Traven, aunque sus hijos prefieran ¿Qué pasó con Baby Jane?, con Bette Davis. Un hombre que a pesar de tener una gran familia, es un solitario y que, quizá debido a su condición de hijo de emigrantes, y emigrante él mismo después, parece ser incapaz en todo momento de encontrar su lugar en el mundo, incluso en su hogar y entre su familia, y que vive viajando ya sea a través de las páginas de los libros o en su Cadillac por largas carreteras o en aviones y cuya condición de eterno viajero es tal que trabaja en un hotel y prácticamente todos sus amigos son extranjeros.

Bette Davis en ¿Qué pasó con Baby Jane?

[Fragmento de la película ¿Qué pasó con Baby Jane?
al que se hace referencia en la novela,
en el que Bette Davis canta I've Written a Letter to Daddy]

Y pese a la aparente lejanía del padre hay algo que desde el principio queda muy claro respecto a los narradores, sus hijos: Eran felices.

¿Qué otras impresiones les ha causado el inicio de la lectura de Las hojas muertas, de Bárbara Jacobs?



Durante la próxima semana seguiremos leyendo Las hojas muertas, de Bárbara Jacobs, esperamos que nos acompañen en esta lectura.

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