Club del Libro

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lunes, 27 de junio de 2011

Ninguna eternidad como la mía: Textos citados

Continuamos con nuestra lectura del quinto libro del reto de 18 novelas en 18 semanas: Ninguna eternidad como la mía, de Ángeles Mastretta.



A lo largo de la novela aparecen referencias explícitas a algunos textos de diversos autores que se utilizan como una forma de reforzar lo dicho en la historia. Para hacer una lectura a fondo, hablaremos un poco aquí de dichos textos.

Así, cuando Isabel se encuentra enamorada de Javier Corzas “sin don, ni tino, ni cuidados”, como diría Prudencia, y se reconoce dispuesta a renunciar a cualquier cosa por él, le canta un verso de la canción “Te lo juro yo” del poeta y compositor sevillano Rafael de León (1908-1982). En esta canción, un amante se dirige al objeto de su afecto y le jura todo lo que sería capaz de hacer por su amor:


Por ti yo sería capaz de matar,
por ti contaría la arena del mar.
y que si te miento me castigue Dios,
eso con la mano sobre el evangelio
te lo juro yo.


Retrato de Renato LeducEn el momento en el que Corzas decide romper con Isabel cita a “un amigo suyo que fue capaz de hacer un soneto con la palabra 'tiempo'”. Por supuesto, se refiere a Renato Leduc (1897-1986) y al célebre poema en que “habla del tiempo perdido que como dice el dicho, los santos lloran”:



Sabia virtud de conocer el tiempo;
a tiempo amar y desatarse a tiempo;
como dice el refrán: dar tiempo al tiempo...
que de amor y dolor alivia el tiempo.


Es curioso que sea Corzas quien cita el soneto, pues éste parecería más apropiado para la situación de Isabel, ya que es ella a quien “aquel amor a quien amó a destiempo martirizóla tanto y tanto tiempo” y será ella a quien el tiempo aliviará dl amor y del dolor, aunque en un principio éste le parezca eterno.

Rubén DaríoPor último, doña Prudencia, para referirse a sus viejos amores, cita la “Canción de otoño en primavera”, de Rubén Darío (1867-1916). Este poema, al igual que el de Leduc, es célebre sobre todo por sus primeros versos, que, en cierta forma, se han vuelto un lugar común:



Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...



La nostalgia que se muestra en todo el poema se relaciona con la que siente doña Prudencia al ser testigo, ya en su edad madura, del juvenil amor de Isabel, a quien anima, protege y consuela.



Muy pronto concluiremos Ninguna eternidad como la mía, de Ángeles Mastretta, con algunas recomendaciones literarias para quienes la hayan disfrutado y con el anuncio de la nueva lectura del reto de 18 novelas en 18 semanas.

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