Club del Libro

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martes, 26 de julio de 2011

El complot mongol: Crítica de su tiempo

Nos acercamos al final de la lectura de El complot mongol, de Rafael Bernal, novena de nuestras 18 novelas en 18 semanas.

 

Una de las características principales de la novela negra es la de tener como protagonista a un hombre que, por su trabajo, se involucra con lo más alto de las esferas de poder y, al mismo tiempo, con lo más oscuro de los bajos fondos (ámbitos que por lo general suelen coincidir), y a través del cual el autor puede dirigir una mirada crítica a la sociedad de su momento.

En ese sentido, El complot mongol no es ninguna excepción. Filiberto García trabaja de forma directa para el régimen en el poder: los herederos de los revolucionarios a quienes su infaltable título de “licenciados” les sirve para torcer la ley a su antojo con el fin de conseguir cualquier objetivo que se hayan propuesto. El Comandante y Del Valle son el epítome de esta clase política y Filiberto, a pesar de criticar a cada momento esta práctica, no se queda atrás y cuando toca su torno de buscar sacar provecho del problema que le plantea Martita, lo primero que se le ocurre es invocar a la ley.

El complot mongol
Detalle del cómic El complot mongol, guión de Luis Humberto Crosthwaite, ilustraciones de Ricardo Peláez Goicoetxea, publicado por Grupo Editorial Vid.

García es visto con desprecio por todos esos “licenciados” pues les recuerda el pasado del que proviene su poder, un pasado de brutalidad y barbarie que supuestamente ha quedado atrás, pero es precisamente la presencia de Filiberto la prueba de que nada ha cambiado y de que la ley sigue siendo sólo una serie de bonitas palabras sobre papel que en la vida real no tienene ninguna aplicación.

Y así como la ley es en México sólo un pretexto para los discursos de los políticos, lo son también las ideologías. Filiberto se burla de ellas, principalemnete en las figuras de Graves y Laski, los espías con quienes se ha involucrado en la investigación del complot. Ambos, estadounidense y ruso, símbolos de los dos polos del poder mundial, utilizan métodos similares en la consecución de metas parecidas y sin embargo siempre intentan denostarse uno al otro y al réginem al que representan.

Filiberto, a pesar de todos sus defectos, parece ser el único personaje que tiene conciencia y que puede critica lo que ocurre a su alrededor.

 

Mañana concluiremos la lectura de El complot mongol, de Rafael Bernal, con algunas recomendaciones literarias y con el anuncio de la nueva lectura del reto de 18 novelas en 18 semanas.

2 comentarios:

  1. "Pinche"García. Uno de los mejores personajes de la narrativa mexicana actual. Pese a su personalidad conservadora García es un rebelde postrevolucionario: "pinche revolución", diría.

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  2. Si me podrian pasar las Figuras Retoricas de este cuento.

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